sábado, 24 de enero de 2015

Buffy Cazavampiros: Guía definitiva para escépticos (Parte 4)


En este camino por defender la importancia de Buffy Cazavampiros como serie, ya he hablado de sus personajes, la profundidad de su universo y la gran variedad de géneros y argumentos que logra fusionar con éxito. Para acabar voy a tratar de resumir la principal simbología de la serie, la relevancia de Buffy como personaje femenino fuerte y no estereotipado y varias de las temáticas más interesantes que se tocan en algún momento de la historia. 


Parte 4: Los símbolos y los temas trascendentales

En una pequeña entrevista que leía no hace mucho a Sarah Michelle Gellar, la actriz se quejaba de que a veces la industria lo ponía muy complicado porque no era fácil optar a personajes femeninos interesantes y complejos, y sí al papel de típica rubia tonta que parece más un accesorio que una parte de la trama. Supongo que esta reflexión se hace mayor en ella tras haber podido interpretar a un icono feminista televisivo como Buffy. La serie en sí es un símbolo feminista por la representación que hace de la mujer, siempre en igualdad con los personajes masculinos, siempre con personalidades fuertes y desarrollos atractivos que van más allá de los estereotipos.

“No te olvides de que se supone que eres una niñita inocente como las demás” (Willow)

Esta especie de “consejo” que en un momento le da Willow durante clase de gimnasia es más una broma que otra cosa debido a las habilidades de Buffy y a su contraposición con la imagen de chica popular e inofensiva que varios de sus compañeros parecen tener de ella. Una época en la que Buffy todavía es una adolescente de instituto y se supone que no debería poseer una fuerza sobre-humana con la que podría arrancarte la cabeza si quisiese. Pero cuando uno de los chicos intenta sobrepasarse con ella, de inmediato responde con una llave, dejándolo dolorido en el suelo. En este caso, el mensaje está claro. El empoderamiento que hace de la mujer frente al machismo y problemas como el acoso o la violencia sexual convierte a Buffy en un gran modelo de conducta adolescente. Nunca se deja amilanar y, si siente que la estás tratando de forma amenazante o propasándote, te planta un puñetazo en plena cara para dejarte K.O. Es, por usar un término muy del slang americano, una auténtica badass.


En este camino de autodeterminación, Buffy siempre toma sus propias decisiones y actúa por iniciativa, nunca siguiendo directrices ajenas. “Soy La Cazadora y no obedezco órdenes” es una frase no sé si literal, pero casi. En este sentido, siempre se reafirma a sí misma como individuo (aunque atada a sus responsabilidades de Cazadora), especialmente cuando se tiene que enfrentar a colectivos demasiado ortodoxos (El Consejo de Vigilantes o la Iniciativa militar son dos buenos ejemplos) que pretenden imponerle una serie de normas de conducta. Aunque sí acepta ayuda y consejos, siempre son de parte de la gente que más quiere, sus amigos, familia...; que son los que, en última instancia, siempre están ahí y luchan a su lado. Desde luego que se equivoca y toma decisiones erróneas, pero lo importante es que aprende de ellas.

También en la lucha contra el mal la serie está cargada de símbolos. Muchos de los villanos a los que se enfrentan son metáforas más o menos explícitas de los miedos o las inseguridades de los personajes. El triunfo final suele representar su superación, de manera que se nos va mostrando una maduración progresiva.

Indagando aún más, factores como la magia han servido para tratar temas como la adicción a las drogas o la homosexualidad (bastante obvios si veis la historia). De hecho, la sexualidad está presente a lo largo de toda la serie y también es fuente de conflictos, sobre todo en Buffy y la relación que traza con algunos de sus teóricos antagonistas. La pulsión hacia la muerte se entrelaza aquí con el sexo, el Eros y el Thanatos, la luz y la oscuridad; una batalla básica en el universo de la serie que, en realidad, no es tal batalla ya que demuestra la existencia de un continuo entre ambos extremos que se entrecruzan y retroalimentan. “Fool for Love” (5x07) o “Intervention” (5x18) son capítulos fundamentales que ahondan en esta mitología.

Se sigue también, como es obvio, el camino del héroe clásico, aquí encarnado en Buffy. En esta historia el mito de la Cazadora tiene orígenes primigenios y está ligado inevitablemente a conceptos como la soledad, el aislamiento o la pérdida. Paradójicamente, Buffy lucha contra las fuerzas oscuras pero, al mismo tiempo, se siente obligada a aceptar su lado oscuro y todas las contradicciones que esto conlleva.

La cantidad de temas trascendentales es tal que en Estados Unidos hay toda una corriente de estudios universitarios denominada “Buffy Studies” para analizar los múltiples aspectos de género, filosofía, religión o mitología que pueblan la historia. Poder, redención, sacrificio, responsabilidades, venganza... Y algo que me fascina, que es la representación de la muerte.

Creo que todavía no he visto un tratamiento tan acertado y profundo de la muerte como el que nos presentan en “The Body” (5x16), uno de los mejores episodios, con todo el proceso de aceptación que comporta y las distintas etapas del duelo. Un trabajo espectacular de silencios (se grabó sin ninguna música) y actuaciones. La única serie que he visto a un nivel similar tratando esta temática es A Dos Metros Bajo Tierra. Ya he dicho que en Buffy Cazavampiros la presencia de la muerte es central; y es que, probablemente, fue una de las primeras series que se atrevió a matar a personajes principales de forma tan dolorosa y realista. Lo relevante es cómo todas, por crueles que resulten para los espectadores, tienen un sentido argumental; es decir, la muerte de determinados personajes funciona como una especie de gatillo que dispara algunas tramas de gran importancia. Los que quedan vivos tienen que lidiar con las consecuencias y aquí vuelvo a destacar el término evolución. Porque, en definitiva, la muerte es parte de la vida (y si además tienes que doler muertes con sus respectivas  resurrecciones, eso ya es otro nivel).


Conclusión: Buffy como tragedia

Hay algo que queda claro, que Buffy afronta un destino, es “La Elegida”. Tiene que luchar contra monstruos, vampiros y hasta dioses, pero siempre sale airosa. Psicológicamente la huella que deja cada obstáculo superado, cada peligro, cada lucha contra sus propios demonios y los del infierno físico; es de un desgaste terrible. En última instancia, Buffy es un personaje trágico e incomprendido que se siente atraído, por la propia naturaleza de su empresa, hacia la muerte y la destrucción.

Sin embargo, al contrario que anteriores Cazadoras, Buffy reivindica el apoyo de sus amigos y aliados. Quiere ser humana y, en muchos sentidos, “normal”; por lo que en ella se libra toda una lucha interna al respecto. El asumir su papel de salvadora es más complejo de lo que parece y acarrea constantes sufrimientos. Esto se puede ver en el poco reconocimiento que recibe a pesar de su esfuerzo. Debería ser una super-heroína en la sociedad en la que vive; pero, quitando su círculo más inmediato, pocas personas se lo hacen saber. De hecho, Buffy jamás busca este reconocimiento; es conocedora de su destino trágico y, durante el transcurso de la serie, va entendiendo cada vez más que su lugar son las sombras y no los focos.



En la historia son muchos los personajes de un trasfondo psicológico marcado por el dolor y la desgracia. Spike y Angel, dos vampiros difíciles y tortuosos, cada uno a su manera. O Faith y Willow, con trayectorias tan fatídicas como redentoras. Pero, como en el mito griego, es el protagonista quien lleva el peso de la carga trágica, el héroe que está por encima de lo humano. En este caso, Buffy es una heroína épica que lucha constantemente contra su destino, contra lo imposible.

Con este bagaje, el aumento de oscuridad (ojo, de oscuridad bien tratada) y de significación en Buffy va a más conforme avanzan las temporadas. Vemos a una protagonista cansada y marcada por el sufrimiento (paralelamente a la fatiga de su actriz, que sentía que ya era hora de tomarse un descanso) y a otros personajes cada vez más llenos de ambivalencia y complejidad, envueltos en múltiples capas de lectura.

Y sí, también hay lugar para la esperanza. Pero la penetración psicológica, la valentía de sus personajes enfrentándose a la adversidad inevitable, la heroicidad casi suicida, la pelea contra los demonios cotidianos (de forma metafórica y literal) y la asunción de la muerte y la pérdida como parte de la existencia, la convierten en una tragedia de libro. Buffy Cazavampiros ha estudiado como pocas series las limitaciones de la condición humana, los recovecos y miedos subyacentes en cada individuo y la lucha contra los elementos establecidos.

“Lo más difícil de este mundo... es vivir en él”.

Palabra de Cazadora.