domingo, 22 de febrero de 2015

Sheldon Cooper no padece síndrome de Asperger, ¿o sí?


Oficialmente no. El creador de The Big Bang Theory, Chuck Lorre, se ha encargado de dejarlo claro en unas cuantas ocasiones. Pero si analizamos su comportamiento, es bastante evidente que presenta una cierta sintomatología que se podría encuadrar dentro del espectro autista y que es, específicamente, muy descriptiva para lo que se conoce como síndrome de Asperger.

Las características más obvias al respecto se observan en situaciones de interacción social. Es altamente inusual que Sheldon muestre signos de empatía hacia otras personas (volveré sobre esto un poco más adelante), lo que lo conduce a una escasa sensibilidad emocional con los sentimientos ajenos, limita sus relaciones interpersonales e implica problemas comunicativos. Si sois de los que seguís la serie, todos tendréis en mente esa escena en la que Leonard escribe “Sarcasm” en un folio para hacer saber a Sheldon que no se tiene que tomar determinadas expresiones al pie de la letra porque son solamente bromas. La literalidad en el uso del lenguaje es otro de los comportamientos más comunes del Asperger, de ahí que no entienda los matices, ni la ironía, ni los dobles sentidos. En realidad, todo lo que se refiere a la dificultad para seguir determinadas convenciones sociales es una constante en el comportamiento de Sheldon. Es brutalmente sincero (lo que no implica maldad, sino falta de comprensión en cuanto a los estándares de comunicación) y tampoco muestra atención por temas que impliquen algún tipo de relación o interés social.

Sheldon prefiere la soledad y el desarrollo de temas que verdaderamente le apasionen, tan divergentes como trenes, banderas, superhéroes o la Teoría de Cuerdas en el campo de la física teórica. No es para menos con un cociente intelectual de 187. Y aquí hay que hacer una puntualización, ya que existe una especie de mito urbano que correlaciona el síndrome de Asperger con la superdotación intelectual. Es completamente falso. Hasta el momento no se ha encontrado ninguna prueba al respecto y se considera que los pacientes con síndrome de Asperger se encuentran, por norma general, en un intervalo de inteligencia normal. Lo que ocurre es que, debido a la elevada atención que invierten en temas muy específicos, pueden llegar a desarrollar competencias asombrosas en algunas áreas de conocimiento. Es decir, el interés por algo en concreto hace que se focalicen intensamente en ello y acumulen la mayor cantidad de información posible al respecto. El propio Sheldon ha mencionado en la serie que posee memoria eidética, esto es, fotográfica; lo que sin duda redunda en una mayor facilidad para llevar a cabo esta conducta. En resumen, ni una persona con Asperger tiene que ser necesariamente inteligentísima, ni una persona inteligentísima tiene por qué presentar un trastorno de conducta que afecte a sus habilidades sociales, como popularmente se cree a veces.

A todo esto podemos seguir sumando detalles como la falta de destreza motora,  hiperformalidad en el lenguaje, tendencia a la conducta egocéntrica... Nuestro protagonista también posee un pensamiento muy lógico y apegado de forma extrema a la realidad, lo que impide que sea incapaz, por ejemplo, de contar pequeñas mentiras,  guardar secretos o fingir emociones. Así como la repetición compulsiva de actos y rutinas diarias que le generan seguridad y sobre las que no admite ni la más mínima variación (incluso ha hecho firmar a Leonard un contrato como compañero de piso que lo protege ante posibles cambios imprevistos). Cierto es que el síndrome de Asperger se define por un conjunto de síntomas de diferente grado y variabilidad en función de cada persona, pero todas las características citadas (y que, en gran parte, hacen de Sheldon el personaje que conocemos) definen el cuadro clínico de dicho trastorno. Así que igual eso de decir que tiene “sheldonitis” suena un poco a chiste, Lorre.

Dicho esto, tal vez oficializar el síndrome en Sheldon no fuese una opción del todo acertada. Ya hemos dicho que lo han negado por activa y por pasiva, y es que es obvio que caracterizarlo de esta manera restringiría mucho los comportamientos del personaje y podría llevar a ciertas controversias y malentendidos si no se hace una representación adecuada del trastorno. Especialmente si tenemos en cuenta que la evolución de Sheldon (sobre todo en las últimas temporadas) se ha ido alejando del Asperger y que cada vez es capaz de mostrar mayor empatía y afecto (va y viene por momentos) e, incluso, realizar bromas en un tono más sarcástico, lo cual rompería con el diagnóstico.

Mi teoría es que, tomando como punto de partida este trastorno, han elegido varios de los rasgos que más jugo les podían dar a la hora de explotar la comicidad de ciertas situaciones. Tampoco es seguro que hayan querido hacerlo conscientemente, pero el número de evidencias es abrumador. Sin embargo, caeríamos en un error si tomásemos como ejemplo paradigmático a Sheldon Cooper y siempre generalizásemos su personalidad a la realidad del Asperger, ya que en ocasiones se despega de sus características más elementales. Lo que está claro es que The Big Bang Theory es una sit-com bastante típica, que se basa en estereotipos muy marcados a nivel de caracterización. Que extraoficialmente Sheldon Cooper se pueda incluir en este cuadro clínico es interesante, sobre todo porque la reacción de la audiencia es muy positiva y esto contribuye a una mayor visibilización. No sabemos si el personaje realmente está concebido de esta manera, pero a la hora de afirmarlo o negarlo convendría tener en cuenta estas consideraciones.

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