sábado, 29 de noviembre de 2014

Buffy Cazavampiros: Guía definitiva para escépticos (Parte 2)


Aquí está la continuación de la Parte 1, en donde hablaba de los personajes principales y la importancia de la evolución que siguen en la serie. Os recomiendo echarle un vistazo para seguir con la segunda parte a partir de aquí.


Parte 2: El Buffyverso

Un aspecto que me gusta destacar cuando hablo de series que considero buenas es el concepto de “universo”, es decir, el de aquellas series que saben crear su propia mitología de manera que no son simplemente un grupo de personas a las que meter en una situación cualquiera a que hagan cosas. Las mejores series tienen universo, un contexto, una ambientación en donde el propio entorno se convierte en un personaje más. Y no es necesario recurrir a series de ciencia ficción o fantasía para comprobarlo, ya que, sin ir más lejos, Breaking Bad se lo ha sabido crear magníficamente con referencias como Los Pollos Hermanos, el osito rosa de peluche, la metanfetamina color azul, el desierto, Heisenberg... (Sus fans entenderán perfectamente el concepto de mitología con estas pinceladas). Buffy Cazavampiros nos presenta uno de los universos más ricos de la historia de la televisión, que llega a abarcar dos series (la de Buffy y su spin-off Angel), comics, novelas y hasta una película que antecedió al fenómeno, pero de la que Joss Whedon renegó tras perder el control por presiones externas y ver en lo que habían convertido su idea original (y no me extraña, porque es mala de cojones).

El Buffyverso es un mundo ficticio donde lo sobrenatural convive con lo humano y traza continuos puentes; un mundo que, de muchas maneras, fue precursor de lo que vendría después con series como Lost, por ejemplo. Este mundo está lleno de tensiones entre las fuerzas del bien y del mal, construido de una manera extensa y continuista, de forma que personajes que aparecen en las primeras temporadas pueden volver a aparecer y convertirse en principales, dar giros en la trama e ir y venir sin que el núcleo de la serie se resienta. Se retoman temas, se recuerdan sucesos de temporadas anteriores y los personajes se enfrentan a aquello que han dejado en su pasado o a lo que se les avecina en el futuro de una manera natural. Es decir, se enfatiza la evolución y la coherencia, de manera que si algo ha ocurrido hace dos años, no se va a dejar ahí como parte del pasado sin más, sino que va a servir de propósito a la evolución del personaje en cuestión, integrándolo en él e impidiendo que este actúe “fuera de su propio personaje”, que es algo que ocurre en otras muchas series de televisión (y da una rabia que no veas).

La historia de Buffy está ambientada en la ciudad de Sunnydale que, convenientemente, ha sido edificada sobre la boca del infierno, así que nuestra protagonista sabe que está atada a ella de forma casi irremediable. A pesar de lo que sugiere el nombre, Sunnydale no es sol y diversión (aunque de día el clima parece agradable), más bien todo lo contrario. Quizás porque estamos acostumbrados a la visión nocturna de la ciudad cuando seguimos a Buffy patrullando (esto es, dando paseos por calles semi-desiertas o por el cementerio con una estaca para matar bichejos), la idea es la de un lugar más bien oscuro, misterioso y siniestro, donde de cualquier esquina puede salir un vampiro y mandarte al otro barrio. Paseamos por grutas, criptas, cuevas, entre lápidas, pasajes con escasa luz... Incluso varios sitios de reunión del grupo responden a este perfil: la biblioteca, con gran sección de ocultismo incluida; la tienda de magia, lugar profundamente esotérico y místico; el sótano de Xander, que aunque está en casa de sus padres es bastante deprimente; o El Bronze, una suerte de pub/tugurio/sala de conciertos/cafetería (a veces están ahí de noche tomando tazas de café y juro que he visto a Willow hacer deberes en una de sus mesas) en donde de vez en cuando ocurren matanzas.

A mayores, uno de los grandes aciertos del Buffyverso es la gran cantidad de personajes que lo van poblando, más allá de los protagonistas ya mencionados en la Parte 1. De un bando, Cordelia, Oz, Tara, Dawn, Riley... se suman a la Scooby Gang en diferentes puntos de la historia. Unos con más acierto que otros, es cierto (todavía no he encontrado a nadie a quien le cayese bien Riley). De otro, destacan los tremendos villanos, muchos con grandes arcos argumentales a lo largo de una temporada: El Maestro, la extraña e hipnótica Drusilla, Adam, “El Alcalde”, Glory... Son muchos y muy bien definidos. Pero lo verdaderamente interesante ocurre cuando el bueno se torna malo, o viceversa. La humanización de varios de los villanos o monstruos es refrescante en determinados momentos, a la vez que se demuestra que hasta el más inocente de los personajes puede tener una parte oscura y maligna.

Así, a lo largo de sus siete temporadas en televisión, el universo de Buffy Cazavampiros crece, se torna cada vez más adulto, analizando las profundas dicotomías de la naturaleza humana, los matices entre el negro y el blanco y expandiendo una mitología con tintes de leyenda que nos hace sumergirnos de lleno en la historia.

Podéis pasar a la Parte 3 y Parte 4, que el rollo sigue.

1 comentario:

  1. Que buena descripción! Termine de ver Buffy (de nuevo) hace muy poquito, una semana.
    Amo la serie y todo en ella. Nada al azar. Gracias por compartir.
    Ah! Y a mi, Riley no me caía mal, creo que entendí su lugar, sus sentimientos.

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